Las carabelas portuguesas llegaron este año antes de tiempo a las costas españolas: la presencia de estas falsas medusas empezó a alertarse a principios de mayo. Dos meses más tarde, ya entrados en pleno verano, una niña ha tenido que ser atendida este martes por los socorristas tras sufrir una picadura en la playa de Zurriola, en el País Vasco.
Las altas temperaturas, tanto atmosféricas como del mar, las dinámicas de las corrientes y la falta de depredadores son algunos de los factores que repercuten en la llegada temprana de estos organismos. Así lo explican desde la Universidad Europea de Canarias, donde señalan que, a pesar de estar concebidas como medusas, las carabelas portuguesas son una "colonia de organismos" que se asocian para sobrevivir, formando un hidrozoo de plancton gelatinoso.
Esta especie tiene una forma de globo y puede llegar a medir hasta 30 centímetros de diámetro, mientras que sus tentáculos son muy largos, alcanzando hasta los 50 metros de longitud. Asimismo, las carabelas se pueden reconocer fácilmente por su color particular, azul o púrpura.
Las picaduras, ¿son peligrosas?
Las carabelas portuguesas no atacan a sus víctimas, sino que pican como un mecanismo de defensa cuando se sienten amenazadas. Ahora bien, sus tentáculos están llenos de veneno, cuyas propiedades son muy urticantes y peligrosas para los bañistas, aunque el riesgo depende de la sensibilidad de cada persona.
En cada centímetro cuadrado de sus tentáculos puede haber más de un millón de elementos urticantes, es decir, que provocan una reacción alérgica. Además, el veneno permanece activo incluso después de haber retirado la carabela de la piel de una persona, por lo que se requiere de una seria de cuidados post picadura.
Síntomas
Los síntomas son muy parecidos a los de las medusas: escozor y picor en la zona de la epidermis donde se ha inoculado el veneno. Esta sería la sintomatología más leve de una picadura, pero en algunos casos también puede provocar dolores más fuertes e incluso vómitos, fiebre y náuseas.
Por otro lado, las carabelas pueden resultar mortales para un niño y para un adulto con la salud debilitada. En el caso de una persona con un buen estado de salud esto solo podría pasar si el ejemplar es muy grande, aunque en principio no debería resultar dañina en extremo y sus efectos pasarían en unas cuantas horas.
Qué hacer ante una picadura
Lo primero que hay que hacer al advertir una carabela portuguesa es alejarse de la zona y notificar a los socorristas o, en su defecto, al 112. Si la especie pasa desapercibida y acaba picando a una persona hay que realizar el mismo protocolo manteniendo la calma, pero nunca hay que frotarse ni rascarse.
Para neutralizar el veneno hay que retirar los restos de los tentáculos de la piel, aunque esto deberá hacerlo un profesional como un socorrista o sanitario a través delas técnicas adecuadas, las demás personas no deben tocar nunca a la carabela. Tampoco se recomienda usar agua dulce o vinagre, ya que intensifica los efectos y el dolor.
Tras la limpieza, es aconsejable aplicar agua caliente y, si el dolor persiste pasado un tiempo, se debe acudir a un centro sanitario por si fuera necesario algún tratamiento específico como corticoides, antihistamínico o una crema calmante.
Dónde se encuentran
El hábitat de las carabelas portuguesas se encuentra en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico, pero se distribuyen por todas las aguas cálidas del planeta. A España suelen llegar por la corriente del Golfo Atlántico que las acerca a Portugal, pero también se pueden ver en el Mediterráneo
El año pasado, las autoridades dieron varios avisos por la presencia de estos organismos en las costas españolas. En concreto, podían encontrarse en playas de País vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, Andalucía, la Costa Brava, Valencia y Canarias.
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